Los Manantiales

Los Manantiales
Renovación para el alma

sábado, 27 de abril de 2013


LA ORACION EFECTIVA

La oración es una práctica poderosa.  Abre las puertas, crea avenidas para que el bien ilimitado de Dios fluya a toda vida.
Al orar juntos, nuestros corazones y nuestras mentes se unen. Nos vinculamos a un nivel espiritual. Cada oración es una bendición para nosotros y para todas las personas que están en nuestros corazones.
Entramos ahora a un momento de comunión callada con Dios …
Somos uno con Dios. Somos uno con la paz infinita.
En estos momentos fervorosos, abrimos nuestros corazones a una conciencia sagrada de Dios en nosotros. Nuestra conciencia se pro­fundiza, calmando nuestras mentes y aliviando nuestras almas.
Dejamos ir cualquier preocupación al entrar a una unidad con­sciente con Dios. Una paz profunda llena cada parte de nuestro ser.
Descansamos en el silencio … sentimos completa paz … amor incondicional.
Somos uno con lo Infinito; entramos al silencio …
La guía divina nos lleva a nuevas alturas de sabiduría y éxito.
Con mentes armonizadas con el Espíritu, nuestra comprensión aumenta. Vemos con ojos nuevos. Estamos atentos a la guía divina y permitimos que nuevas visiones de éxito tomen forma en nosotros. Recibimos claridad, inspiración y ánimo.
Atentos al silbo apacible y delicado en nosotros, sabemos qué hacer. Tenemos el valor de actuar según esta inspiración, la moti­vación para creer en nuestros sueños y la fortaleza para llevarlos a cabo.
Elevando nuestra visión a nuevas alturas, oramos …
Somos seres sanos y sagrados, expresiones de perfección divina.
Con cada respiración, centramos nuestra atención en la verdad de nuestra naturaleza divina.
La luz de Dios nos llena, resplandeciendo en nuestro interior como perfección.
Al permitir que esta luz resplandezca por medio de nosotros, somos faros de salud y fortaleza. Somos sanos y sagra­dos.
Nuestras almas son alimentadas por la luz divina a medida que   regresamos a la oración callada …
Aceptamos la abundancia de Dios que fluye a nosotros y por medio de nosotros ahora.
Estamos receptivos al poder de Dios que obra en nuestras vidas. De esta fuente, fluyen bendiciones ilimitadas.
Tenemos receptividad a la abundancia en sus muchas formas. El amor de la familia y los amigos, la belleza de la naturaleza, el gozo de la creatividad —estas expresiones de Dios enriquecen nuestras vidas. Damos gracias por el bien abundante de Dios y reconocemos cada bendición con corazones agradecidos.
No hay límite para la bondad de Dios; no hay límite para las ben­diciones que llenan nuestras vidas. En esta conciencia, damos gracias y oramos …
Unidos en el amor divino, caminamos por una senda de paz.
Con corazones y mentes serenos, respiramos profundamente y visualizamos un mundo de paz. Permitimos que cualquier sentimiento de dolor o arrepentimiento surja, y luego lo dejamos ir. Nos regocijamos en una nueva sensación de paz en nosotros. Como seres pacíficos, contribuimos con la paz en el mundo.
Enviamos pensamientos de amor y armonía a las personas en otras tierras, recordando amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Unidos en el amor divino, caminamos por la senda de paz al orar …

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