Al entrar a una pequeña tienda, el extraño notó un anuncio en la puerta de vidrio que decía “PELIGRO, CUIDADO CON EL PERRO”
Adentro, vio un indefenso perro viejo dormido en el piso cerca de la caja registradora. Y le preguntó al dueño de la tienda “Es este el perro con que la gente se supone deben tener cuidado?”
“Sí,” Contestó el propietario, “Ese es.”
El hombre no pudo quedarse sin sonreír. “Este ciertamente no se ve como un perro muy peligroso desde mi punto de vista,” se rió. “Por qué decidió usted poner ese anuncio?
“Porque”, contestó el dueñoo, “antes de que pusiera el anuncio, la gente seguido se tropezaba con él.”
Muchas veces no vemos los detalles en la vida que por parecer insignificantes simplemente los ignoramos, pero su poder para hacernos tropezar es inmenso..¡
Mayor es el que está en mí que el que está en el mundo (1ª Jn. 4: 4).
Santiago 1:12 Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba, porque una vez que ha sido aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que le aman.
Adentro, vio un indefenso perro viejo dormido en el piso cerca de la caja registradora. Y le preguntó al dueño de la tienda “Es este el perro con que la gente se supone deben tener cuidado?”
“Sí,” Contestó el propietario, “Ese es.”
El hombre no pudo quedarse sin sonreír. “Este ciertamente no se ve como un perro muy peligroso desde mi punto de vista,” se rió. “Por qué decidió usted poner ese anuncio?
“Porque”, contestó el dueñoo, “antes de que pusiera el anuncio, la gente seguido se tropezaba con él.”
Muchas veces no vemos los detalles en la vida que por parecer insignificantes simplemente los ignoramos, pero su poder para hacernos tropezar es inmenso..¡
Mayor es el que está en mí que el que está en el mundo (1ª Jn. 4: 4).
Santiago 1:12 Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba, porque una vez que ha sido aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que le aman.
2 Corintios 12:9 Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
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