La liberación de nuestras preocupaciones económicas nos la asegura la Palabra de Dios. Mucha gente pierde la paz y la alegría en el Señor por estar constantemente preocupados por los problemas financieros. Sin embargo, como cristiano, si eres leal en tus diezmos y ofrendas, tú puedes reclamar las siguientes promesas, Los bancos pueden cerrar y se puede devalorizar la moneda, pero la palabra de Dios es siempre segura.
Guardaréis, pues, las palabras de este pacto, y las pondréis por obra, para que prosperéis en todo lo que hiciereis (Deuteronomio 29:9).
Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad
(Salmo 37:3).
Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan (Salmo 37:25).
Jehová dará gracia y gloria: No quitará el bien a los que andan en integridad (Salmo 84:11).
El bueno dejará herederos a los hijos de sus hijos; pero la riqueza del pecador está guardada para el justo (Proverbios 13:22).
Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos díaslo hallarás (Eclesiastés 11:1).
Y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre (Isaías 45:3).
Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medis, os volverán a medir (Lucas 6:38).
Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo y mañana es echada al horno, ¿ Cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? (Lucas 12:28).
Más buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas (Lucas 12:31).
No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino (Lucas 12:32).
Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido (Juan 16:24).
Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Filipenses 4:19).
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Juan 2).
Tomado: Lo que dices, RECIBES
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