A veces parece que los siervos de Dios fracasan. Cuando Herodes decapitó a Juan el Bautista, parecía que la misión de Juan había sido un fracaso. Pero, ¿lo fue? La voz que sonó a través del valle del Jordán suena ahora en todo el mundo. Usted puede escuchar su eco en las montañas y los valles. “Debo menguar, pero Él tiene que crecer”. Juan ensalzó a Jesucristo y lo introdujo al mundo, y Herodes no tuvo poder para decapitarlo hasta que su vida de trabajo hubiera culminado.
Esteban nunca predicó su sermón, excepto el que conocemos, y fue delante del Sanedrín. ¡Pero cuántas veces se ha predicado ese sermón, una y otra vez por todo el mundo! De su muerte probablemente salió Pablo, el predicador más grande que el mundo ha visto, desde que Cristo se fue de esta tierra. Si un hombre es enviado por Jehová, no hay tal cosa como el fracaso.
Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía,
sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
Isaías 55:11
Tomado del Libro D. L. Moody
Editor Agenda de Dios: Olman Rímola
No hay comentarios:
Publicar un comentario