Si sientes que ha habido algún tipo de abuso en tu matrimonio, que puedes
hacer!
Si sientes que eres víctima de algún tipo de abuso en tu matrimonio, primero
que nada, debes analizar muy bien los hechos, ponerte en oración y discernir
si tú mismo(a) has provocado el abuso con alguna actitud tuya.
Si es la mujer la que se ha sentido abusada, debe hablar con su esposo con respeto, pero a la vez con firmeza y sin temor, expresándole sus sentimientos y orando al Señor para que traiga entendimiento y sabiduría al corazón de su esposo. Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, para que también los que no creen a la palabra sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, al considerar vuestra conducta casta y respetuosa. Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible adorno de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios, I Pedro 3:1-4 Esta es la manera que Dios el Creador de la raza humana instruye a sus hijas a manejar los conflictos con sus esposas.
Primero que nada con respeto, con una buena actitud, vestidas de un espíritu afable y apacible. No reclamando, ni irrespetando, ni juzgando, ni criticando a su esposo. Normalmente, cuando un esposo siente el cariño y la comprensión de su esposa, estará mucho más dispuesto a reconocer sus errores y a cambiar. Si después de tener una actitud correcta como esposa, el abuso llega a niveles que te lastiman muy fuertemente, entonces debes buscar ayuda de inmediato en tu Iglesia o alguna Institución que te proteja.
Hay muchos casos de hombres que no pueden controlarse y lastiman a su cónyuge y luego se arrepienten, pero vuelven a caer. Entonces ese hombre necesita una sanidad interior que le ayude a controlar esa área. No devolváis mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados a heredar bendición. I Pe 3:9.
Devolviendo insulto por insulto o mal por mal, no se gana nada; Empeora. Entonces la instrucción es perdonar y bendecir a quien nos haya ofendido.
Tu matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso que Dios te ha dado.
CUÍDALO!
Pr. Luis Alberto y Hannia Fernández.
matrimonios@happy4ever.org
Si es la mujer la que se ha sentido abusada, debe hablar con su esposo con respeto, pero a la vez con firmeza y sin temor, expresándole sus sentimientos y orando al Señor para que traiga entendimiento y sabiduría al corazón de su esposo. Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, para que también los que no creen a la palabra sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, al considerar vuestra conducta casta y respetuosa. Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible adorno de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios, I Pedro 3:1-4 Esta es la manera que Dios el Creador de la raza humana instruye a sus hijas a manejar los conflictos con sus esposas.
Primero que nada con respeto, con una buena actitud, vestidas de un espíritu afable y apacible. No reclamando, ni irrespetando, ni juzgando, ni criticando a su esposo. Normalmente, cuando un esposo siente el cariño y la comprensión de su esposa, estará mucho más dispuesto a reconocer sus errores y a cambiar. Si después de tener una actitud correcta como esposa, el abuso llega a niveles que te lastiman muy fuertemente, entonces debes buscar ayuda de inmediato en tu Iglesia o alguna Institución que te proteja.
Hay muchos casos de hombres que no pueden controlarse y lastiman a su cónyuge y luego se arrepienten, pero vuelven a caer. Entonces ese hombre necesita una sanidad interior que le ayude a controlar esa área. No devolváis mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados a heredar bendición. I Pe 3:9.
Devolviendo insulto por insulto o mal por mal, no se gana nada; Empeora. Entonces la instrucción es perdonar y bendecir a quien nos haya ofendido.
Tu matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso que Dios te ha dado.
CUÍDALO!
Pr. Luis Alberto y Hannia Fernández.
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