Los Manantiales

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Renovación para el alma

martes, 14 de febrero de 2012

El principito que quería cambiar de color de piel

Este cuento se lo escribí a mi hijo Deivys que es morenito, cuando era pequeño y va dedicado a mi negrito bello. Hoy mi hijo tiene un hermoso hogar y vive orgulloso de su color.
En el Continente de África, vivía un Rey una Reina, con un hermoso principito, en un palacio hermoso rodeado de árboles, animales, jardines, lagos con cisnes y gansos bellos que nadaban en aguas cristalina, los rayos del sol se reflejaban en sus aguas por los atardeceres que vibraban con varios colores.
Pero el principito no era feliz, porque su color de piel era negrito como el carbón, pero sus dientes eran tan blancos que brillaban con la luz del sol.
Sus papitos lo veían triste y se preocupaban por su bienestar, pero el principito no les comentaba la tristeza que sentía, sino que él habla con los cisnes y gansos y soñaba ser como ellos.
El principito le decía a los cisnes. ¿ Si yo fuera como ustedes blanco como la nieve, mi vida sería muy feliz?
Una tarda que él hablaba con los Cisnes y los Gansos, pasó un anciano y lo escuchó hablar y viendo la tristeza del principito, se dirigió al palacio a hablar con su Rey a comentarles lo que sufría el niño, que quería cambiar el color de su piel.
Cuando llegó el anciano al palacio, pasó hablar con el Rey y en presencia de la Reina les comentó en que consistía la tristeza del principito, que lo único que él quería era cambiar de piel, quería ser blanco como los cisnes no negrito como el carbón. El Rey y la Reina le agradecieron al buen anciano lo que él les había comentado y que ellos hablarían con el principito sobre su tristeza y su situación.
La Reina todas las noches antes de acostar al principito le leía un cuento, luego oraban a Dios y hacían la oración del Ángel de la Guarda. Terminada la oración la Reina abrazó con ternura a su hijito, lo abrigó contra su pecho y le dijo: "No te averguences hijo mio por tu color, porque para Dios todos somos iguales y él mira es el corazón, y tu tienes un corazón tan puro y tan blanco como los Cisnes que hay en nuestro lago, que nos dan alegría y felicidad, hay personas hijo mío que tienen la piel blanca, pero sus corazones son negros, como el carbón, porque no tienen amor ni compasión y mi Dios se siente triste por ello."
El principito a oír las palabras de su madre, se sintió feliz, y no volvió a sentirse triste por su color, al contrario, se sintió orgulloso, porque lo importante es lo que uno tiene en el corazón.
Con amor, Lucy



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