Una vez, caminaba por la calle, escuché a unas personas que se reían y hablaban en voz alta. Uno de ellos dijo: “Bueno, ¿y qué más da? Dentro de cien años todo será igual”.
El pensamiento pasó por mi mente. ¿Realmente da lo mismo? ¿Dónde estará usted dentro de cien años?
Sólo hágase la pregunta: “¿Dónde estaré?” Algunas personas que ya no son jóvenes podrían estar en la eternidad dentro de diez años. ¿Dónde estará, a la mano izquierda o derecha de Dios? No puedo adivinar sus pensamientos, pero sí los míos. Le pregunto: “¿Donde pasará la eternidad? ¿Dónde estará dentro de cien años?” Además, la gente podría pensar que sus acciones y decisiones no tienen consecuencias duraderas. Eso no es cierto. Cada palabra de bondad o de crueldad, cada acción de servicio o de egoísmo, efectivamente importarán dentro de cien años.
Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.
Eclesiastés 3:11
Tomado del Libro D. L. Moody
Editor Agenda de Dios: Olman Rímola
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