Los Manantiales

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Renovación para el alma

sábado, 23 de febrero de 2013

OIR LA VOZ DE DIOS


Todos queremos evidencia que apoye nuestra fe en Jesús. Una prueba que algunas veces nos gustaría tener es una palabra audible de parte de Dios, una voz desde el cielo que diga algo así como: «Estoy aquí y todo estará bien.» Eso es porque las personas a las que amamos nos hablan de manera audible cada día, así que nos gustaría que Aquel que nos ama más que nadie nos hablara con una voz que pudiéramos oír.
Parece que sólo un pequeño número de los seguidores de Dios alguna vez han escuchado directamente de Él por una voz que pudo ser captada por el oído humano. Moisés escuchó la voz de Dios varias veces, pero no tenemos registro alguno de que él la escuchara durante los primeros 80 años de su vida. Sin embargo, a través de todos aquellos años del silencio de Dios, Moisés no abandonó la fe de sus padres. ¡Qué ejemplo para nosotros!
Considera esto: cada día estamos rodeados de evidencias materiales de la existencia de Dios en el mundo creado. Pero por la creación sabemos principalmente de su eterno poder e imponente naturaleza (Romanos 1:20). No recibimos mensajes personales allí. También tenemos la Biblia —la Palabra inspirada de Dios— pero es un mensaje escrito.
Entonces, ¿recibimos alguna vez algún tipo de mensajes audibles de parte de Dios? Sí, los recibimos: de Su pueblo cuando éste es guiado por el Espíritu Santo y dice la verdad de acuerdo con Su Palabra escrita.
En las cartas del apóstol Pablo, se nos dice que la Iglesia está conformada de personas que son el cuerpo de Cristo. Eso significa que están alineadas con la verdad de Jesús y que nos tienden la mano como si Él estuviera aquí en la carne hoy: tocando, sirviendo, hablando palabras veraces de aliento, de corrección y de guía unos a otros.
La próxima vez que un creyente te hable, alguien que vive una vida sólida y que ha demostrado tener una sabiduría piadosa en base a la Palabra de Dios, ¡escucha! Puede que en sus palabras haya algo de la verdad bíblica que necesitas oír.
 Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas.
Romanos 1:20

Tomado del Libro Nuestro Andar Diario

Editor Agenda de Dios: Olman Rímola

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