El doctor Fernando Araújo narra en su libro El Trapecista de Editorial Planeta, página 159,
Que cuando estaba en cautiverio, dice " También reforcé mi refugio en la Oración, Con los días había desarrollado una rutina de oraciones que repetía con frecuencia en busca de encontrar fortaleza para superar los momentos más dolorosos. Rezaba todos los días antes de levantarme de la hamaca y al acostarme para dar Gracias a Dios por el día que terminaba y para poner la noche en sus manos. Mis oraciones preferidas eran el Padrenuestro y el Avemaria, que complementaba con mi oración de gracias y algunas otras que fuí aprendiendo. La de acción de gracias la había construido durante mis meditaciones iniciales y se había convertido en mi mejor expresión de gratitud ante Dios. Había descubierto que la gratitud era una fuente permanente de esperanza y estaba convencido de que tenía más motivos de agradecimiento ante Dios que razones para lamentarme. Esta es esa oración:"
Que cuando estaba en cautiverio, dice " También reforcé mi refugio en la Oración, Con los días había desarrollado una rutina de oraciones que repetía con frecuencia en busca de encontrar fortaleza para superar los momentos más dolorosos. Rezaba todos los días antes de levantarme de la hamaca y al acostarme para dar Gracias a Dios por el día que terminaba y para poner la noche en sus manos. Mis oraciones preferidas eran el Padrenuestro y el Avemaria, que complementaba con mi oración de gracias y algunas otras que fuí aprendiendo. La de acción de gracias la había construido durante mis meditaciones iniciales y se había convertido en mi mejor expresión de gratitud ante Dios. Había descubierto que la gratitud era una fuente permanente de esperanza y estaba convencido de que tenía más motivos de agradecimiento ante Dios que razones para lamentarme. Esta es esa oración:"
"Gracias te doy, Señor, por tu amor, por tu bondad, por tu generosidad, por tu misericordia, gracias, Señor, por acompañarme, por apoyarme, por cuidarme y protegerme, por guiarme y por iluminarme.
Gracias te doy, Señor, por el amor y la fe, por la bondad y la gratitud; por la paciencia que me permite posponer la realización de mis deseos y permanecer tranquilo y por la esperanza de realizarlos; gracias, Señor, por el valor para enfrentar mis miedos y por la fortaleza para superar el dolor; por la humildad, por la sabiduría para aceptar y vivir el presente, por la inteligencia y los dones de los sentidos; por la tranquilidad y la paz interior.
Gracias, Señor, por el don de ser hijo de mis padres y por el don de ser padre de mis hijos; por ser hermano de mis hermanos y amigos de mis amigos. Bendice y protege Señor a tus hijos que estamos secuestrados, a nuestros captores, a quienes nos recuerdan, a quienes nos esperan, a quienes nos extrañan y a quienes nos olvidan."
Fuente: El Trapecista. Editorial Planeta.
Que testimonio tan hermoso, en la adversidad el Señor esta con nosotros, esa fe y esa esperanza fue lo que lo motivó a buscar su libertad.
Gracias te doy Señor, por compartir este hermoso testimonio para edificación nuestra.
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