Cuando Moisés estaba en Egipto, para castigar a Faraón, Dios convirtió las aguas en sangre. Cuando Cristo estaba en la tierra, convirtió el agua en vino. Esta es la diferencia que hay entre la ley y la gracia. La ley dice: “Mátalo”. La gracia; “Perdónalo”. La ley dice: “Condénalo. La gracia dice: “Amalo”.
Cuando la ley salió de Horeb, tres mil hombres fueron destruidos (Éxodo 32:28). En Pentecostés. Bajo la gracias, tres mil hombres encontraron la vida (Hechos 2:41). ¡Qué diferencia! Cuando Moisés se acercó a la zarza que ardía, se le ordenó que se quitara los zapatos de los pies. Cuando el hijo pródigo volvió a casa después de pecar, se le dio un par de zapatos para sus pies. Mil veces más preferiría estar bajo la gracia que bajo la ley.
Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos.
Hechos 15:11
Tomado del Libro D. L. Moody
Editor Agenda de Dios: Olman Rímola
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