¿Puede la música realmente desordenar tu mente? ¿Acaso las letras no tan saludables pueden llevarte a hacer lo que dicen? La respuesta a esas preguntas es «Sí». Un reciente estudio llevado a cabo por la Universidad Estatal de Iowa concluyó que «los estudiantes que escuchaban canciones con letras violentas tenían mayores probabilidades de hacer asociaciones agresivas en pruebas psicológicas subsiguientes».
El estudio, el cual incluyó a 500 estudiantes y contó con la ayuda del Departamento de Servicios Humanos del Estado de Tejas, involucró cinco experimentos. Lo que muestra, según Craig Anderson, el jefe de la investigación, es que «los pensamientos agresivos pueden influir las percepciones de las interacciones sociales continuas, dándoles un matiz agresivo. Escuchar música iracunda y violenta no parece brindar el tipo de liberación catártica que el público en general y algunos psicólogos profesionales y de la cultura popcreen que da».
Creo que lo que el señor Anderson está diciendo (parafraseando a la Biblia) es que «la mala música corrompe la buena mente» (1 Corintios 15:33). Pone palabras en la cabeza que mejor sería que no se dijeran (ni se escucharan).
Una vez, un sabio compositor llamado David escribió algunas letras que nos ayudan a definir lo que es peligroso acerca de escuchar melodías violentas. Escribió lo siguiente acerca de la persona malvada: «No hay temor de Dios delante de sus ojos. Porque en sus propios ojos la transgresión le engaña en cuanto a descubrir su iniquidad y aborrecerla. Las palabras de su boca son iniquidad y engaño; ha dejado de ser sabio y de hacer el bien» (Salmo 36:1-3).
¿Captaste eso? Cuando escuchamos palabras repugnantes en canciones corruptas nos estamos alimentando de las ofrendas de aquellos que de hecho son contrarios a Dios. No tienen temor de Él ni le tienen respeto.
Esto es material peligroso. Poco a poco, las palabras que pensamos que no nos afectarán comienzan a colarse en nuestro corazón. Finalmente entran en nuestros pensamientos y salen por nuestros labios. Es un progreso «musical» que tenemos que evitar. David nos dio la mejor manera de hacer justamente eso. En el versículo 5, recitó los formidables atributos de Dios. A él le fluía por la mente el material correcto. ¿Y a ti?
! Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia!
Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.
Salmos 36:7
Tomado del Libro Nuestro Pan Diario
Editor Agenda de Dios: Olman Rímola
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