La incredulidad es tan enemiga del cristiano como del incrédulo. Detiene el avance de las bendiciones ahora, así como lo hizo en los días de Jesús. Leemos que en un lugar Cristo no pudo hacer muchas obras poderosas por la incredulidad. Si Cristo n o pudo hacerlo, ¿cómo podemos esperar lograr algo si el pueblo de Dios es incrédulo?
Yo sostengo que los hijos de Dios son los que en algunos casos entorpecen la obra de Dios. Los infieles, ateos y escépticos no pueden hacerlo. Donde hay unión, fe fuerte y expectativas entre cristianos, siempre se hace una obra poderosa.
Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos.
Mateo: 13:58
Tomado del libro D. L. Moody
Editor Agenda de Dios: Olman Rímola
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