Los Manantiales

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Renovación para el alma

sábado, 4 de octubre de 2008

CONSEJOS SABIOS DE TOBIAS A SU HIJO

Tobías era un judío palestino llevado a Nínive en cautiverio por el Rey de Asiria y cronológicamente puede situársele unos setecientos años de Jesucristo. En medio de la prevaricación general mantuvo su fidelidad a la Ley de Dios y se significó, además por sus obras de misericordia. El Señor le probó enviándole desgracias y enfermedades; con ello se acrecentó su fe y el Señor se la recompensó colmándole de riquezas y perfecciones.

En Tobías se destacan las virtudes de la fe, el hábito de la oración, la caridad con el prójimo, el desprendimiento material, la esperanza, la paciencia y la voluntad de agradar a Dios. Es evidente la intención del autor sagrado de presentarnos a Tobías como modelo de varón piadoso.
Los consejos que le da Tobías a su hijo cobran vigencia para nuestra época, estos consejos se escribieron unos setecientos años de nuestro Señor Jesucristo.

Pensando, pues Tobías que Dios habría oído la oración que le había hecho para que lo sacase de este mundo, llamó cerca de sí a su hijo Tobías, y le dijo : Escucha, hijo mío, las palabras de mi boca, y asiéntalas en tu corazón, como por cimiento.
Luego que Dios, recibiere mi alma, entierra mi cuerpo; y honrarás a tu madre todos los días de su vida;
Porque debes tener presente lo que padeció, a cuántos peligros se expuso por ti, llevándote en su vientre.
Y cuando ella habrá también terminado la carrera de su vida, la enterrarás junto a mí.
Tú, empero, ten a Dios en tu mente todos los días de tu vida; y guárdate de consentir jamás en pecado, y de quebrantar los mandamientos del Señor Dios nuestro.
Haz limosnas de aquello que tengas, y no vuelvas tus espaldas a ningún pobre; que así conseguirás que tampoco el Señor aparte de ti su rostro.
Sé caritativo según tu posibilidad.
Si tuvieres mucho, da con abundancia; si poco, procura dar de buena gana aun de esto poco que tuvieres;
Pues con esto te atesoras una gran recompensa para el día del apuro.
Por cuanto la limosna libra de todo pecado y de la muerte eterna, y no dejará caer el alma en las tinieblas del infierno;
Sino que será la limosna motivo de gran confianza delante del Soberano Dios para todos los que la hicieren.
Guárdate, hijo mío, de toda fornicación o impureza, y fuera de tu mujer nunca cometas el delito de conocer a otra.
No permitas jamás que la soberbia domine en tu corazón o en tus palabras; porque de ella tomó principio toda especie de perdición.
A cualquiera que haya trabajado algo por ti, dale luego su jornal, y por ningún caso retengas en tu poder el salario de tu jornalero.
Guárdate de hacer jamás a otro lo que no quisieras que otro te hiciese a ti.
Come tu pan partiéndolo con los hambrientos y menesterosos, y con tus vestidos cubre a los desnudos.
Pon tu pan y tu vino sobre la sepultura del justo y no comas, ni bebas de ello con los pecadores.
(“ Los hebreos solían poner comida y bebida sobre el sepulcro en que ponían a sus muertos : lo mismo practicaban otras naciones. Tan antigua y general es la idea de la inmortalidad del alma a que aludía semejante ceremonia”.)
Pide siempre consejo al hombre sabio.
Alaba al Señor en todo tiempo: y pídele que dirija tus pasos, y que estén fundadas en él todas tus deliberaciones.
No temas, hijo mío, no te aflijas: es verdad que pasamos una vida pobre; pero tendremos muchos bienes, si temiéremos a Dios, y huyéremos de todo pecado, y obráremos bien.
Fuente : Sagrada Biblia. El libro de Tobías





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