Un amigo me dijo, hace algunos años, que a su esposa le gustaba mucho pintar, pero que por mucho tiempo nunca pudo ver nada bello en su arte. Todas sus pinturas le parecían manchas de colores desordenadas. Un día sintió una molestia en sus ojos y fue a ver a un oftalmólogo. El hombre lo vio asombrado y le dijo: “Usted tiene lo que llamamos un ojo corto y uno largo, y eso hace que todo sea borroso”.
El doctor le dio unos lentes y entonces mi amigo pudo ver claramente. Entonces entendió por qué su esposa estaba tan entusiasmada con el arte, le construyó una galería de arte, y la llenó con cosas bellas. ¡Todo se veía tan bello después de que sus ojos se arreglaron!
Hay muchos cristianos que tiene una mala visión, tienen un ojo largo y uno corto, y hacen un trabajo lamentable con su vida espiritual. Mantienen un ojo en la ciudad eterna y el otro en los planos bien hidratados de Sodoma. Entonces, no es de sorprenderse que no encuentren nada de felicidad ni gozo en ninguno de los dos.
Mis ojos están siempre hacia Jehová, porque él sacará mis pies de la red.
Salmos 25:15
Tomado del Libro D. L. Moody
Editor Agenda de Dios: Olman Rímola
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