Jesús nunca condenó la ley ni a los profetas, pero sí condenó a aquellos que no lo obedecían. El hecho que haya dado mandamientos nuevos, no significa que había abolido los antiguos. La explicación que Cristo dio de ellos los hizo todavía más obligatorios. Es su sermón del Monte, llevó a los principios de los mandamientos más allá de la simple escritura. Los desarrolló y demostró que abarcaban más, que son positivos, así como prohibitivos.
El Antiguo Testamento termina con estas palabras: “Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel. He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hierra la tierra con maldición” (Malaquías 4:4-6).
No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar,
sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra,
ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.
Mateo 5:17-18
Tomado del Libro D. L. Moody
Editor Agenda de Dios: Olman Rímola
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