Supe de dos viejos mineros que se perdieron en una mina de carbón. Sus luces se acabaron y estaban en peligro de perder sus vidas. Después de deambular por mucho tiempo, se sentaron uno de ellos dijo: “Sentémonos y quedémonos totalmente callados y veamos si podemos sentir hacia dónde se mueve el aire, porque siempre se mueve hacia el pozo”
Se sentaron allí por mucho tiempo, cuando de repente uno sintió un leve toque en su mejilla. Rápidamente se puso de pie y dijo: “¡Lo sentí!” Caminaron en la dirección hacia donde el aire se movía y finalmente llegaron al pozo.
A veces viene un poco del aliento de Dios que toca nuestras almas. Puede ser suave tan suave y ligero que apenas se puede reconocer –pero si lo hace, no le haga caso omiso. Agradézcale a Dios por hablarle y alábale por ello. Sea lo que sea, no vaya en dirección opuesta.
Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
Gálatas 5:23
Tomado el Libro D. L. Moody
Editor Agenda de Dios: Olman Rímola
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