Los Manantiales

Los Manantiales
Renovación para el alma

jueves, 21 de agosto de 2008

Un Mensaje para tí desde el Cielo

"No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre
hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy aprepararles un lugar. Y si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté." Juan 14:1-3
¿Alguna vez has perdido a un ser querido? ¿Te sientes solo y triste?
Las lágrimas brotan de tu ojos y tu no sabes el porqué o no puedes entenderlo. Yo lo entiendo. Mi sobrina está en el cielo.Yo la extraño mucho. Yo la amo.
Si conoces a alguien que está sufriendo por la partida de un ser querido, por favor comparte esto con ellos. Sosténlos en tus brazos, abrázalos, y déjalos llorar. Eso ayuda mucho. Algunas veces las palabras están demás. El estar junto a ellos y dejarles saber que les amas, realmente hace la diferencia.
Sientes tantas emociones mixtas que algunas veces te sientes sobrecogido, abrumado por ellas. Las lágrimas pueden traer sanidad a nuestra alma y corazón.
Espero que esta página pueda traerte algo de consuelo. Deja que broten las lágrimas......... el llorar es bueno.
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La vela Apagada
Por Odain
Un hombre tenía una niña pequeña--hija única y muy amada. El vivía sólo para ella, era su vida. Así que cuando ella se enfermó y la enfermedad resistió los esfuerzos de los mejores médicos, él se volvió como un hombre poseído, moviendo cielo y tierra para conseguir restaurar su salud.
Sus mejores esfuerzos, sin embargo, probaron ser inútiles, y la niña murió.
El padre estaba totalmente irreconciliable. Se convirtió en un recluso amargado, apartándose de sus muchos amigos y rechazando cada actividad que pudiera restaurar su compostura y devolverle la normalidad.
Entonces una noche tuvo un sueño. El estaba en el cielo observando un desfile de todos los angelitos pequeños que marchaban frente al Gran Trono Blanco en lo que parecía una fila interminable. Cada angelito llevaba en las manos una vela. El notó, sin embargo, que la vela de un angelito no estaba encendida. Entonces se dio cuenta de que el angelito con la vela apagada era su propia hija. Avanzando hacia ella, la tomó en sus brazos, la acarició tiernamente y le preguntó "Por qué tu vela es la única que no está encendida?" "Padre, ellos la encienden con regularidad, pero tus lágrimas siempre la apagan," le dijo ella.
Sólo entonces el despertó de su sueño. La lección estaba clara como el cristal, y sus efectos fueron inmediatos. Desde esa hora en adelante ya no era un recluso, sino que alegremente volvió a unirse a sus amigos y asociados. Nunca más la vela de su querida pequeña sería apagada por sus inútiles lágrimas.
Colaboración Annie

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