Salmo 138
Con corazón agradecido vamos enumerando en el presente las razones por las cuales queremos alabar al Señor: por su misericordia, por su lealtad, por sus promesas y porque cuando lo hemos invocado, siempre nos ha escuchado. Porque siendo tan sublime se fija en el humilde; porque la experiencia nos enseña que cuando caminamos entre peligros, El nos conserva la vida; porque su brazo nos libra del enemigo y nos salva; porque seguirá completando día por día la seria interminable de sus favores y porque su misericordia es eterna.
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