Los Manantiales

Los Manantiales
Renovación para el alma

viernes, 16 de septiembre de 2011

Vivir en la presencia de Dios

Mantenerse siempre cerca de Dios, fuente perenne de paz y de amor. Cerca del fuego nos iluminamos y nos calentamos, Dios es horno ardiente de amor divino y cerca de él participamos de sus energías.
Proyectarse siempre verticalmente en dirección a Dios para hacer lo que es de su agrado y caminar en dirección a los hermanos para servirles. Dios nos trae la paz y el servir al prójimo nos hace felices.
Por la mañana, entrar en contacto con Dios con la oración; en la intimidad de Dios asimilamos buenos pensamientos que influirán positivamente en todo nuestro día. ¡Dios está conmigo! El me rodea, me envuelve y me penetra más que el aires que respiro y más que la luz del sol que me ilumina.
Hacer silencio durante algunos minutos y después , lentamente, dirigir a Dios esta oración:"¿ Señor, qué puedo hacer hoy para dar más alegría a los demás y hacerlos más felices"? permanezca algunos instantes más reflexionando y después empiece a vivir con alegría.
Por la noche, antes de dormir, ponerse nuevamente en la intimidad de Dios y hacer una oración que tenga una petición de perdón por los errores cometidos y un gesto de gratitud por el bien que se haya hecho.
El contacto con Dios por la noche tranquiliza y proporciona un sueño reparador.
Terminar la reflexión dirigiendo a Dios esta oración:"Señor, ¿qué hice hoy de bueno en favor de mi semejante? Y ¿qué podré hacer mañana?".
Programar y aprovechar el tiempo dedicado a la oración, porque nos pone en contacto con Dios. Unidos a la fuente divina de la divina alegría, podremos vivir más alegres.
La oración nos une a Dios, fuente del verdadero amor. En la intimidad de Dios crece el amor en el corazón; quien ama, produce felicidad, y, quien la produce, la encontrará.
Recurrir a Dios y confiar en El es tener la certeza de que El nos da una respuesta, aceptando que nos atienda cuando y como El crea mejor.
La prisa ansiosa de obtener una respuesta inmediata, cuando y como lo deseamos, es una gran falla nuestra. Los planes de Dios generalmente son diferentes de los nuestros. El es quien sabe lo que es mejor para nosotros y conoce la hora más oportuna para atendernos, Pretender que Dios acepte nuestro esquema de vida es invertir el orden del universo.

Tomado: El Arte de Vivir Feliz - Anselmo Fracasso

No hay comentarios:

Indice de Reflexiones