Los Manantiales

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Renovación para el alma

lunes, 12 de septiembre de 2011

Tu ayuda constante

Nada es demasiado pequeño o insignificante que no merezca la ayuda de Dios. La mayoría de nosotros no vacila en buscar la ayuda divina durante los grandes problemas de la vida, pero con frecuencia ni siquiera pensamos en buscarla durante los sucesos pequeños o cotidianos.
Dios es vida, amor, sabiduría, paz, orden, sustancia y poder en toda persona y creación. No importa cuán grande o pequeño sea un problema, es un aspecto de la vida en el cual se necesita una expresión mayor de Dios. Dios es, por lo tanto, la única ayuda y respuesta verdadera a toda necesidad, no importa lo que sea, donde sea o cuando ocurra.
Todos nosotros tenemos días en que nos levantamos de mal humor. Todas nuestras actividades parecen salir mal. Se nos caen las cosas; nos apuramos y no logramos nada. Cometemos errores, y decimos: "¡Qué día más horrible!".
En tales días hay necesidad de orden y armonía en nuestro pensamiento, sentimiento y proceder. Necesitamos detenernos, tranquilizarnos y dirigir nuestra atención a Dios. Es necesario reconocer que Dios es nuestra ayuda ahora mismo, en esta necesidad, porque Dios es orden perfecto. Cuando dejamos que el orden divino ocupe nuestro pensamiento, sentimiento y proceder, nuestro ambiente se vuelve más armonioso. Al aceptar la ayuda de Dios en las pequeñas necesidades, nuestro día se transforma en un día feliz y ordenado.
Cuando confrontas diversas tareas que deben terminarse rápidamente, dirígete a Dios por ayuda de guía y orden para esta necesidad, Si tratas de tomar una decisión, busca su ayuda guiadora, Cuando buscas algo que se ha extraviado, acepta la luz y guía de Dios.
Cuando tratas en vano de ponerte en contacto con un amigo, un pariente o un socio de negocio, detén tus actividades, descansa, deja que el orden y la sabiduría de Dios se expresen por medio de ti.
No importaqué necesidad confrontes, reconoce que es la necesidad de una mayor expresión de Dios. Según aceptas su ayuda en cada aspecto de tu vida, ésta se vuelve ordenada, jubilosa y productiva.
En unidad con el orden perfecto de Dios, siento calma y serenidad, y sé que todo está bien en mi vida.
"Reconócelo en todos tus caminos y el hará derechas tus veredas"
Proverbios 3:6
Por Nancy Ketchum

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