Colocó un puñado de barro encima de otro hasta crear una forma sin vida sobre la tierra.
Todos guardaron silencio mientras que el Creador buscaba dentro de sí y sacaba algo jamás visto. «Se llama “decisión”. La semilla de la decisión».
En el interior del hombre, Dios había plantado una semilla divina. Una semilla de su mismo ser. El Dios de poder había creado lo más poderoso de la tierra. El Creador había creado, no una criatura, sino otro creador. Y aquel que había escogido amar, había creado uno que podía amar en reciprocidad.
Ahora nos toca a nosotros tomar la decisión.
El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama,
será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
Juan 14:15
Tomado del Libro Promesas Inspiradoras de Dios
Autor: Max Lucado
Editor Agenda de Dios: Olman Rímola
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