Los Manantiales

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Renovación para el alma

martes, 26 de junio de 2012

NO PIERDA LOS ESTRIBOS


Cierto día de campo con mis amigos de colegio, fuimos a cabalgar a la hacienda de uno de ellos. Monté su caballo y salí a galopar. No había montura ni estribos, sólo ganas de correr y un excelente caballo. A los pocos minutos, el animal comenzó a correr muy rápido y yo, un jinete inexperto, pronto me vi colgando cabeza abajo trabado con mis piernas. La camioneta de mi amigo aceleraba para socorrerme y sólo lograba que aquel caballo, asustado, corriera más rápido, Finalmente, me colgué del cuello y el animal se detuvo.
La cólera es como un corcel muy fuerte. Si te montas a ella y no sabes conducirla, es muy probable que tengas un final trágico llegando a lugares a los cuales nunca pensaste.
El Dr. Walter Cannon, uno de los primeros investigadores en la medicina psicosomática de la universidad de Harvard, describe los síntomas de la ira de una manera precisa: La respiración se hace profunda, la tensión arterial sube, la sangre se traslada de los intestinos y el estómago, al corazón y al sistema nerviosos central y los músculos, el diafragma se contrae y se segrega adrenalina.
De acuerdo con los síntomas arriba descritos, podemos ver que los resultados de la ira pueden ser trágicos. Y en verdad lo son.
En los Estados Unidos se cometen cada año, más de dos millones de crímenes violentos, y la pérdida de control emocional se evidencia en medio millón de divorcios anuales, cien mil muertos en accidentes y un millón y medio de niños y adolescentes delincuentes llevados ante los tribunales.
Nuestra sociedad violenta necesita un cambio urgente, pero la Biblia presenta un llamado personal, a cada individuo, a cada ciudadano a permitir que el perdón, la paz y la conciencia limpia que otorga el evangelio de Jesús llenen Su ser y sea sobrenaturalmente transformado por Su Espíritu. Sólo así podrá vivir en paz, porque tendrá “La Paz”. Recuerda, si pierdes los estribos, puedes perder la vida.
El necio da rienda suelta a toda su ira,
Mas el sabio al fin la sosiega.
Proverbio 29:11
Tomado del Libro Una Pausa En Tu Vida
Pablo Martini

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