Los Manantiales

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Renovación para el alma

martes, 26 de junio de 2012

¡SEÑOR, SÁLVANOS, QUE PERECEMOS!


Cuántas veces nos a toca pedir auxilio en un momento que creemos que nos morimos, y aún más el temor inunda nuestra vida hasta perder de vista la forma de salir de ese situación. Hoy la mayoría de las personas buscan como deshacerse de los temores, a enfrentar un riesgo, a poder hacer algo en lo que no implique una perdida y llegar ser señalados como fracasados.
En la Biblia se cuenta la historia de un momento cuando los discípulos se encontraron en una situación de peligro en donde implicaba las perdidas de sus vidas. Entraron en una barca con Jesús para cruzar de un lugar a otro, pero de repente se levantó una gran tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; mientras Jesús dormía. Los discípulos se llenaron de temor y espanto .Vieron el peligro frente a sus ojos, por lo tanto despertaron al Maestro diciéndole ¡Señor, sálvanos, que perecemos! Este al levantarse lo primero que les pregunta ¿Por qué temen, hombres de poca fe? Entonces levanta su mano y muestra frente a ellos el poder y el dominio que tenía aún de los vientos y tempestades logrando apaciguar la tormenta (Mateo 8: 23-27).
Era claro que los discípulos no conocían bien a su maestro y no tenían una plena confianza en que al andar con Él toda situación de peligro y riesgo era simplemente parte del camino. Y se enfocaron en lo que veían y en sus temores y no con quién estaban. Jesús les llama la atención por su falta de fe, la cual es importante ante la travesía de la vida del que cree en Él. El justo por la fe vivirá.
Hoy de repente te encuentres en una situación de peligro, de riesgo y de perder la vida, de que te llamen fracasado y no sabes que hacer. Lo primero que debes entender: es que debes llevar dentro de tu barca al que tiene poder y dominio sobre las tempestades, y ver que Él está contigo aunque lo veas tranquilo descansando.
Uno de los principios importante del reino de Dios cuando estamos viajando en la vida enfrentando tormentas y riesgos, es el de tener fe, con ella podremos ver más que la realidad, ver lo que Dios puede hacer y no ver lo que podemos perder. Alguien una vez dijo: “no veas el problema, sino cuán grande es el que está contigo”.
Claman a Jehová en su angustia, y los libra de sus aflicciones.
Cambia la tempestad en sosiego, y se apaciguan sus ondas.
Salmos 107:28-29
Pore Redactor de Agenda de Dios
Ulpiano Sáenz
Editor Agenda de Dios: Olman Rímola

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