Antes oraba para que Dios cambiara su voluntad, ahora oro para que el que cambie sea yo. Antes oraba mucho para pedir, ahora oro a diario para agradecer, para bendecir y para alabar.
Antes oraba solo cuando me nacía, ahora oro siempre. Mi vida es oración, mi oración se hace vida. Antes oraba para que Dios hiciera lo que yo quería, ahora oro para hacer lo que Dios quiere. Antes oraba mucho con la boca, ahora cada día oro más con el corazón, con todo mi ser. Antes necesitaba muchas palabras para orar, ahora necesito mucho silencio, soledad y meditación.
Antes creía que el mejor lugar para orar era el templo, ahora sé que todo lugar es bueno para estar con Dios. Mi oración es amor, me compromete a hacer el bien. Me transforma, me ilumina, me diviniza. Gracias a la oración vivo en la luz y en la paz.
Fuente: Amor sin límites -2a. edición
Autor: Gonzálo Gallo González
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