Un carpintero tenía un hermano que era un músico famoso. Cuando su hermano vino de visita a la compañía constructora donde trabajaba, el capataz le dijo:-Debe estar orgulloso de tener un hermano que el mundo entero conoce por su música.
Luego, sintiendo que quizá había menospreciado a su empleado, agregó con torpeza:-Por supuesto, no todos en la familia pueden tener el mismo talento.-
Usted tiene razón. Mi hermano no sabe nada acerca de construir una casa. Tiene la suerte de poder contratar a otros para que le construyan la suya.
El músico afirmó y agregó:-
Tanto mi hermano como yo trabajamos con las manos. Yo sostengo un instrumento musical en las mías y él un martillo en las suyas.
No todos tenemos el llamado a transitar a través de la vida por los mismos caminos. Si así fuera, ¡no cabe duda que veríamos muy concurrido nuestro camino!
Hay tanta dignidad en labrar el campo como en escribir un poema. La dignidad reside en el corazón y en la actitud del hombre, no en la descripción de su trabajo. Todo llamado es grande si se persigue tenazmente.
Prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Filipenses 3-14
Alex Arguello
Alex Arguello
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