Al despedir un año y saludar otro, no digo "cómo pasa el tiempo", sino "cómo paso yo". Es mi vida la que pasa y me hace bien pensar como aprovecho el don maravilloso de ser y existir.
¿Doy buen fruto con los talentos recibidos? Puede que tenga más cosas que hace un año. Pero la pregunta sería es: ¿Soy más? ¿amo más? ¿soy más bondadoso, más servicial, más persona? El nuevo año es un don de Dios para mejorar con compromisos concretos, no con vanas promesas. Todos los enfermos desahuciados quisieran tener esa vida que desaprovecho, para vivirla intensamente.
El mejor modo de dar gracias a Dios por la vida es llenarla de buenas acciones. Necesito recibir el Nuevo Año, sin rencores, sin temores; con fe, esperanza y amor. El año es nuevo si yo me renuevo.
Fuente: Amor sin límite - 2a. edición
Autor: Gonzálo Gallo González
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