Uno de los dones gloriosos de Dios para la humanidad es la concesión de entrar a un año nuevo. Hay nuevas oportunidades y desafios por delante. Está la oportunidad de volver a probar, de hacer un nuevo intento por realizar con éxito las ambiciones no satisfechas el año que terminó. La vida está llena de comienzos. Uno se detiene en la puerta y con mano vacilante descorre la cortina y mira hacia lo desconocido. En seguida de su primer paso a través del umbral del año nuevo. Ya es un año hermoso, porque es otro año de nuestro Señor.
Mientras mira hacia los lejanos horizontes, y te preguntas que traerán los meses venideros, detente un momento para reflexionar en el viejo volumen de tresciento sesenta y cinco días que acabas de terminar. Sus páginas pueden estar manchadas por los errores, rotas por las intenciones, pero has avanzado algunas millas más hacia la meta, hacia la cumbre.
Por muchos peligros, afanes y acechos
hasta aquí me has hecho llegar,
Mi necesidad tu gracia ha satisfecho,
y tu Gracia me lleva al hogar,
No ha sido logro nuestro. Grande ha sido la fidelidad de nuestro Padre. Sus misericordias han sido nuevas cada mañana. ¡ Él jamás falló!
Es parte de nuestra naturaleza el querer vivir en los ayeres de la vida, en los dìas que no volverán. Preferimos revivir las luchas, las penas, los desaciertos, los malos hábitos del pasado, y no enfrentar el futuro incierto. El pasado se pega de nosotros con tenacidad, como lapa que quiere impedir que nos acerquemos a la orilla, para arrojarnos a la profundidad.
Pasado, ¡ aléjate y lánzate al mar profundo!
¡ Que las aguas sin fondo te cubran!
Porque yo vivo, tú has muerto;
Tú te has quedado, yo avanzo a vencer al mundo.
¡ Desata tus cuerdas! La noche va a llegar.
¡ El viento sopla, las velas desplega!
Pasado, desata tus cuerdas! ¡ Fija el rumbo!
¡ Es hora de zarpar!
Parados en el cruce de dos caminos, hay una elección que debemos hacer, un camino que escoger, y debemos considerar cuál. ¿ Cómo pensamos vivir? ¿Repitiendo el pasado?
"No veo el sendero, pero no me importa, porque sé que Él ve su camino y yo lo veo a Él." ¡ Por delante hay un destino deslumbrante! Debemos fijar los ojos en Cristo, al encarar la aurora.
Fuente : Manantiales en el Desierto -Segundo tomo
Autora: Señora Cowman
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