Los Manantiales

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Renovación para el alma

lunes, 16 de julio de 2012

EL PODER DE ORAR

Ofrezco...
Juro...
Prometo... no olvidarme jamás de que el mayor talento que Dios me ha conferido es el PODER DE ORAR, A través del triunfo y la desesperación, del amor y la abrumadora angustia, del éxtasis y el dolor, del aplauso y el rechazo, del éxito y el fracaso, siempre puedo encender la lámpara de la fe en lo más profundo de mi corazón, con ayuda de una plegaria, y esa luz me guiará a salvo a través de las brumas de la duda, de la tenebrosa oscuridad de la ineficacia, de los angostos y espinosos senderos de la enfermedad y la pesadumbre, ayudándome a cruzar los traicioneros lugares en dónde se encuentra la tentación.
Ahora sé que Dios sólo escuchará lo que le le diga mi corazón.
Por la mañana, la oración es la llave que me abrirá las puertas del tesoro en donde se guardan las bendiciones de Dios, y por la noche es la llave que me coloca bajo su protección.
En tanto que sea posible orar, siempre habrá esperanza y valor. Sin la plegaria puedo lograr muy pocas cosas; con ella, todas las cosas son posibles. Dejaré que esta décima y última promesa me guíe siempre para gobernar mi vida:
Siempre me mantendré en contacto con mi Creador, a través de la oración...
Mientras menos sean las palabras, mejor será la oración.
Entre mis plegarias siempre pronunciaré estas sencillas palabras ...
Plegaria a un amigo invisible
Mi amigo especial, te doy las gracias por escucharme. Tú sabes lo mucho que me estoy esforzando por cumplir con la fe que Tú has depositado en mí.
También te doy las gracias por el lugar en donde habito. Nunca permitas que ni el trabajo ni el juego, no importa lo satisfactorios o lo gloriosos que sean, alguna vez lleguen a separarme, durante mucho tiempo, del amor que mantiene unida a mi valiosa familia.
Enséñame la forma de jugar el juego de la vida con justicia, valor, fortaleza y confianza.
Proporcioname algunos amigos que me comprendan y que a pesar de todo sigan siendo mis amigos.
Concédeme un poco de sentido del humor y unos cuantos ratos de ocio en los que no tenga nada qué hacer.
Ayúdame a esforzarme para alcanzar la suprema recompénsa legítima del mérito, la ambición y la oportunidad y, sin embargo, nunca permitas que me olvide de tenderles una compasiva mano de ayuda a todos aquellos que necesitan aliento y ayuda.
Concédeme la fortaleza necesaria ara enfrentarme a lo que venga, para que pueda ser valeroso frente al peligro, constante en la tribulación, templado en la cólera, y que siempre esté preparado para cualquier cambio de fortuna.
Permíteme mostrar una sonrisa en vez de un entrecejo fruncido, pronunciar una palabra amable de aliento en vez de frases duras y amargas.
Concédeme que sea compasivo con el dolor de los demás,comprendiendo que hay desdichas ocultas en todas las vidas, sin importar lo elevadas que sean.
Consérvame siempre sereno en todas y cada una de las actividades de la vida, ni indebidamente jactancioso ni entregado al pecado más grave del menosprecio hacia mí mismo.
En el dolor, que mi alma se eleve con el pensamiento de que si no hubiese sombras, tampoco habría rayos de sol.
En el fracaso, consérvame la fe.
En el éxito, haz que siga siendo humilde.
Haz que sea juicioso para desempeñar mi cuota completa de trabajo, y todavía más, tan bien como pueda hacerlo y una vez que haya terminado, deténme, págame el salario que sea Tu voluntad y permíteme decir, desde el fondo de un corazón amante .... un agradecido. Amén.


Fuente: OG Mandino El vendedor màs grande del mundo Segunda Parte



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