Oswald Chambers (1874-1917) nació en Escocia y aceptó a Cristo como Salvador cuando era un adolescente como resultado de la predicación de Charles H. Spurgeon. Después de recibir amplio adiestramiento, Chambers llegó a ser un dinámico maestro de la Biblia. Dio muchas charlas en Gran Bretaña y en el extranjero. Murió a los 43 años de algunas complicaciones de una operación. En los años siguientes, la esposa de Chambers, una estenógrafa profesional que había compilado notas de la mayoría de sus mensajes, organizó la publicación de varios libros que llevan su nombre. El más conocido de todos es el libro devocional En pos de lo supremo, de Editorial Clie.
Soñar despierto con algo para hacerlo bien es correcto, pero soñar despierto sobre ello cuando debemos estar haciendo algo al respecto es malo. En este pasaje (Juan 14), después de Cristo haber dicho esas cosas maravillosas a sus discípulos, podríamos haber esperado que les dijera que se fueran y meditaran en ellas. Pero Jesús nunca permitió las fantasías. Cuando nuestro propósito es buscar a Dios y descubrir su voluntad para nosotros, la fantasía es correcta y aceptable. Pero si nuestra tendencia es pasar tiempo soñando con lo que ya se nos ha dicho que hagamos, es inaceptable y la bendición de Dios nunca está en ello. Dios toma la iniciativa contra este tipo de fantasías pinchándonos para que hagamos algo. Sus instrucciones para nosotros serán más o menos así: «No te quedes ahí sentado ni parado, ¡ve!»
Si estamos esperando tranquilamente delante de Dios después que Él nos ha dicho: «Venid vosotros aparte», esa es una meditación delante de Él para buscar su voluntad (Marcos 6:31). Pero cuidado con ceder a las puras fantasías una vez que Dios ha hablado. Permítele ser la fuente de todos tus sueños, gozos y deleites, y asegúrate de obedecer lo que ha dicho. Si estás enamorado de alguien no te limitas a sentarte y soñar con esa persona todo el tiempo. Vas y haces algo al respecto. Eso es lo que Jesús espera que hagamos. Las fantasías después que Dios ha hablado son una indicación de que no confiamos en Él. —Chambers.
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones
delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
Filipenses 4:6
Tomado del Libro Nuestro Andar Diario
Rbc Ministerio
EditorAgenda de Dios: Olmann Rímola
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