Los Manantiales

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Renovación para el alma

viernes, 21 de octubre de 2011

Nuestra gloria no está en no caer nunca, sino en levantarnos


Había un joven en Nápoles, Italia, que trabajaba largas horas en una fábrica. Todo el tiempo soñaba con ser un gran cantante. A los diez años tomó su primera lección de canto. Luego de oír su voz, su maestra dijo con firmeza:
     -No puedes cantar. No tienes voz. Tu voz suena como el viento en las corinas.
     Estas palabras no son necesariamente las adecuadas para que un sueño se desarrolle.
     La madre del joven, sin embargo, oyó otra cosa en la voz de su hijo: una potencial grandeza. Creyó en él. Y aunque la familia era pobre, le aseguró:
     -Hijo mío, voy a hacer cualquier sacrificio para pagarte lecciones de canto.
     La confianza de la madre y su constante aliento fueron recompensados. El joven se convirtió en uno de los cantantes más amados y aclamados por la crítica de todo el mundo: Enrico Caruso.
     Como persona, ¿cuáles son sus talentos más especiales, sus sueños? ¿Qué puede hacer para nutrir su talento y los talentos de aquellos que trabajan con usted? ¿Conoce a alguien que esté a punto de abandonar su sueño? ¿Qué puede hacer para ayudar a esa persona para que mantenga vivo su sueño?
     Los dones que Dios nos dio deben ser desarrollados, así el mundo puede abrir esos regalos del cielo y disfrutarlos.
 
 
 
Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora,
Que va en aumento hasta que el día es perfecto.
Proverbios 4:18
 
 
 
 
 
Tomado del Libro Devocionario de Dios
Traducción: Grupo Nivel Uno, Inc.
 
Editor Agenda de Dios: Olman Rímola
 

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