"Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que os améis unos a otros. En estos conocerán todos que son mis discípulos." - Juan 13: 34-35
Como el resplandor reconfortante de un faro en medio de una tormenta, el espíritu de Dios resplandece en mí como un faro de amor hacía los demás. Permito que el amor de Dios influya en todo lo que pienso, digo y hago. Entonces tengo la seguridad de que me relaciono con los demás con amor y comprensión.
Como permito que el amor de Dios fluya de mí, siento satisfacción. Me siento bien conmigo mismo y con el mundo a mi alrededor. Qué bendición es estar sereno y descansado al hacer frente a las presiones de la vida cotidiana.
El amor me rige y rige mi vida. Mis días resplandecen con amor, el amor de Dios que doy y recibo.
Soy un faro de amor dondequiera que estoy.
Tomado: Pensamientos que sanan Silent Unity
www.lapalabradiaria.org
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