Dios, en este momento, me doy cuenta de que estás en mí. Comprendo mi verdad: Soy Tu hijo. Tu presencia elimina cualquier pensamiento o sentimiento de falta de mérito.
Te amo. Dios. Aunque pueda que me pregunte cómo es posible que sea digno de Tu amor; lo recibo con tal gratitud que descubro cómo amarme. Comprendo que lo que amo de mí es la esencia pura y compasiva de vida y amor que Tú eres en mi alma.
Dios, vivo celebrando Tu presencia en mí y a mi alrededor. Me siento digno. De esta conciencia surge un nuevo y más confiado yo. Me dedico a ser cada vez más una bendición en mi mundo.
Soy digno de ser bendecido y ser una bendición.
Tomado: Pensamientos que Sanan Silent Unity
www.lapalabradiaria.org
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