Es natural que me sienta seguro en lugares conocidos donde estoy rodeado por la gente y las cosas que amo. Es allí donde me siento más cómodo y seguro, cómodo conmigo mismo y con los que están a mi alrededor.
Llevo conmigo este mismo sentimiento de seguridad dondequiera que vaya cuando me doy cuenta de que Dios siempre está conmigo. Dios es una presencia poderosa en mi vida, una fuente ilimitada de fortaleza y valor. Tengo acceso a esta fortaleza en cualquier momento al dirigirme a Dios en oración.
En oración, siento la paz de Dios. Con paz en mi mente y corazón, no hay cabida para el miedo. Con confianza, dejo ir sentimientos de ansiedad y confío en el orden perfecto de Dios para que me bendiga en toda situación.
Estoy seguro y a salvo en la amorosa presencia de Dios.Tomado: Pensamientos que Sanan Silent Unity
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